Fruto de la proximidad con Galicia y Asturias, encontramos diferentes hórreos salpicando por los diferentes pueblos de los Ancares bercianos. Los hórreos son antiguas construcciones con estructura de madera y techo de paja donde almacenaban la cosecha. Una de sus diferencias más notables con las tradicionales pallozas, es que los hórreos son de planta cuadrada y se elevan sobre cuatro pilares con el fin de aislar de la humedad el contenido del mismo.
Etimológicamente, la palabra hórreo proviene del latín y este a su vez del griego, cuyo significado es el de «granero». Se caracterizan por ser espacios oscuros y fríos pero con una buena ventilación. Debido a la importancia que la agricultura y la ganadería tenían no hace mucho tiempo, estas construcciones suponían gran parte del sustento doméstico.
Actualmente los hórreos perviven como símbolo de la arquitectura rural, en muchos casos recuperados como atractivo turístico.